Bienestar

Trastornos alimenticios: Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa y Atracones.

Los trastornos alimenticios son trastornos psicológicos complejos que se caracterizan por comportamientos alimentarios anormales y una preocupación excesiva por el peso y la figura corporal. Estos trastornos tienen una etiología multifactorial, donde confluyen factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Los cuales revisaremos brevemente a continuación:

Factores biológicos

La investigación sugiere que los factores genéticos pueden predisponer a los individuos a desarrollar trastornos alimenticios. Estudios de gemelos han mostrado una alta heredabilidad, especialmente para la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa (Trace et al., 2013). Además, se ha identificado una disfunción en los sistemas de neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, que pueden influir en la regulación del apetito y el estado de ánimo.

Factores psicológicos

Las teorías psicológicas apuntan a diversos factores que contribuyen al desarrollo de trastornos alimenticios:

  • Modelos cognitivo-conductuales: Proponen que los pensamientos disfuncionales sobre el peso y la forma corporal, junto con comportamientos mal adaptativos, mantienen los trastornos alimenticios (Fairburn, 2008).
  • Modelos psicodinámicos: Sugieren que los trastornos alimenticios son una manifestación de conflictos internos no resueltos, a menudo relacionados con la identidad y el control (Bruch, 1978).
  • Modelos de personalidad: Indican que ciertos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo y la impulsividad, están asociados con un mayor riesgo de desarrollar trastornos alimenticios (Cassin & von Ranson, 2005).

Factores socioculturales

Los factores socioculturales incluyen la presión de los medios de comunicación y las normas culturales que idealizan la delgadez. La internalización de estos ideales puede llevar a la insatisfacción corporal y a comportamientos alimentarios patológicos (Grabe et al., 2008).

Definiciones y criterios diagnósticos

CIE-11

La CIE-11, publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasifica los trastornos alimenticios bajo la categoría de “Trastornos del comportamiento alimentario o de la ingestión de alimentos”. Los principales trastornos son:

  • Anorexia nerviosa: Se caracteriza por una restricción persistente de la ingesta de alimentos que resulta en un peso corporal significativamente bajo en el contexto de la edad, el sexo, el desarrollo y la salud física. Además, hay un miedo intenso a ganar peso y una alteración en la percepción del peso o la figura corporal.
  • Bulimia nerviosa: Implica episodios recurrentes de atracones, seguidos de comportamientos compensatorios inapropiados como vómitos autoinducidos, uso excesivo de laxantes, ayuno o ejercicio excesivo. Estos episodios ocurren al menos una vez por semana durante tres meses.
  • Trastorno por atracón: Se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos, acompañados de una sensación de pérdida de control. A diferencia de la bulimia nerviosa, no hay comportamientos compensatorios inapropiados.

DSM-5

El DSM-5, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, incluye criterios diagnósticos específicos para cada trastorno alimenticio:

  • Anorexia nerviosa:
    • Restricción de la ingesta de energía en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal significativamente bajo.
    • Miedo intenso a ganar peso o convertirse en obeso.
    • Alteración en la percepción del peso o la forma corporal, influencia indebida del peso o la forma corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la gravedad del bajo peso corporal.
  • Bulimia nerviosa:
    • Episodios recurrentes de atracones, definidos como comer en un período corto (por ejemplo, dos horas) una cantidad de alimentos que es definitivamente mayor que lo que la mayoría de las personas comerían en un período similar.
    • Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para prevenir el aumento de peso, como vómitos autoinducidos, uso inapropiado de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, ayuno o ejercicio excesivo.
    • Los atracones y los comportamientos compensatorios ocurren, en promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.
  • Trastorno por atracón:
    • Episodios recurrentes de atracones asociados con tres (o más) de los siguientes: comer mucho más rápido de lo normal, comer hasta sentirse incómodamente lleno, comer grandes cantidades de alimentos cuando no se tiene hambre física, comer solo debido a la vergüenza de cuánto se está comiendo, sentirse disgustado con uno mismo, deprimido o muy avergonzado después de comer.
    • Malestar marcado respecto a los atracones.
    • Los atracones ocurren, en promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.

Estadísticas y epidemiología

Estadísticas globales

Las prevalencias de los trastornos alimenticios varían según la región y el grupo demográfico, pero algunas estimaciones globales son:

  • Anorexia nerviosa: La prevalencia a lo largo de la vida es aproximadamente del 0.9% en mujeres y del 0.3% en hombres (Smink et al., 2012).
  • Bulimia nerviosa: La prevalencia a lo largo de la vida es aproximadamente del 1.5% en mujeres y del 0.5% en hombres (Smink et al., 2012).
  • Trastorno por atracón: La prevalencia a lo largo de la vida es aproximadamente del 2.8% (Hudson et al., 2007).

Estadísticas en América Latina

En América Latina, la prevalencia de trastornos alimenticios está aumentando, influenciada por la globalización y la occidentalización. En un estudio realizado en México, la prevalencia de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa entre adolescentes fue del 1.8% y 1.1% respectivamente (Toro et al., 2006). En Brasil, estudios han reportado prevalencias similares, destacando la necesidad de intervenciones de salud pública (Nunes et al., 2003).

Antecedentes de investigación

Internacional

La investigación internacional sobre trastornos alimenticios ha avanzado significativamente en las últimas décadas, enfocándose en la etiología, la prevalencia, los factores de riesgo y las intervenciones terapéuticas. Por ejemplo, estudios longitudinales han identificado factores de riesgo como la insatisfacción corporal, el perfeccionismo y la historia familiar de trastornos alimenticios (Stice et al., 2017).

Nacional

En América Latina, la investigación ha subrayado la influencia de factores socioculturales específicos, como la presión de los medios de comunicación y las normas culturales sobre la belleza. En un estudio realizado en Chile, se encontró que la exposición a modelos de belleza occidentales estaba asociada con una mayor insatisfacción corporal y comportamientos alimentarios desordenados (Unikel et al., 2006). Además, estudios en Colombia y Argentina han explorado la relación entre los trastornos alimenticios y la violencia de género, destacando la necesidad de abordar estos trastornos desde una perspectiva integral (Mastronardi et al., 2018).

Modelos de intervención psicoterapéutica basadas en evidencia

Terapia cognitivo-conductual (TCC)

La TCC es uno de los enfoques más estudiados y efectivos para el tratamiento de los trastornos alimenticios. Este enfoque se centra en identificar y cambiar patrones de pensamiento disfuncionales y comportamientos mal adaptativos. La TCC para la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón generalmente incluye técnicas como la reestructuración cognitiva, la exposición con prevención de respuesta y el manejo de la ansiedad (Fairburn, 2008).

Evidencia de efectividad: La TCC ha demostrado ser efectiva en numerosos ensayos clínicos. Por ejemplo, Fairburn et al. (2009) encontraron que la TCC redujo significativamente los síntomas de bulimia nerviosa en comparación con otras formas de terapia.

Terapia familiar basada en el enfoque de Maudsley

Este enfoque es particularmente eficaz para adolescentes con anorexia nerviosa. Involucra a la familia en el proceso de recuperación, ayudando a restaurar un peso saludable y mejorando las dinámicas familiares. La terapia se divide en tres fases: restauración del peso, devolución del control alimentario al adolescente y desarrollo de una identidad saludable (Lock & Le Grange, 2015).

Evidencia de efectividad: Ensayos controlados aleatorios han demostrado que la terapia familiar basada en el enfoque de Maudsley es más efectiva que otros tratamientos para adolescentes con anorexia nerviosa. En un estudio de seguimiento de cinco años, el 75% de los pacientes tratados con este enfoque mantuvieron la recuperación (Lock et al., 2010).

Terapia dialéctica conductual (TDC)

La TDC, desarrollada originalmente para el tratamiento del trastorno límite de la personalidad, ha demostrado ser útil en el tratamiento de la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Este enfoque aborda la regulación emocional y los comportamientos impulsivos mediante la enseñanza de habilidades de mindfulness, regulación emocional, tolerancia al malestar y eficacia interpersonal (Linehan, 1993).

Evidencia de efectividad: La TDC ha mostrado resultados prometedores en el tratamiento de la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. En un estudio, los pacientes que recibieron TDC mostraron una reducción significativa en los episodios de atracones y comportamientos compensatorios en comparación con el grupo de control (Safer et al., 2001).

Conclusión

Los trastornos alimenticios son condiciones complejas y multifacéticas que requieren una comprensión integral de sus bases teóricas, criterios diagnósticos, epidemiología y tratamientos efectivos.

La investigación internacional y nacional ha avanzado significativamente en identificar factores de riesgo y desarrollar intervenciones terapéuticas basadas en evidencia.

Modelos psicoterapéuticos como la TCC, la terapia familiar basada en el enfoque de Maudsley y la TDC han demostrado ser particularmente efectivos, subrayando la importancia de enfoques personalizados y multidisciplinarios en el tratamiento de estos trastornos.

Referencias

Bruch, H. (1978). The golden cage: The enigma of anorexia nervosa. Harvard University Press.

Cassin, S. E., & von Ranson, K. M. (2005). Personality and eating disorders: A decade in review. Clinical Psychology Review, 25(7), 895-916.

Fairburn, C. G. (2008). Cognitive behavior therapy and eating disorders. Guilford Press.

Fairburn, C. G., Cooper, Z., Doll, H. A., O’Connor, M. E., Bohn, K., Hawker, D. M., … & Palmer, R. L. (2009). Transdiagnostic cognitive-behavioral therapy for patients with eating disorders: A two-site trial with 60-week follow-up. American Journal of Psychiatry, 166(3), 311-319.

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Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. Guilford Press.

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Lock, J., Le Grange, D., Agras, W. S., Moye, A., Bryson, S. W., & Jo, B. (2010). Randomized clinical trial comparing family-based treatment with adolescent-focused individual therapy for adolescents with anorexia nervosa. Archives of General Psychiatry, 67(10), 1025-1032.

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Trace, S. E., Baker, J. H., Peñas-Lledó, E., & Bulik, C. M. (2013). The genetics of eating disorders. Annual Review of Clinical Psychology, 9(1), 589-620.

Unikel, C., Gómez-Peresmitré, G., & Rivera, H. A. (2006). Validity and reliability of a Mexican scale for the diagnosis of eating disorders. Eating Disorders, 14(1), 55-64.

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About Luis Lazarte

Doctorando en Psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (C.PS.P. 27216). Magíster en Dirección de Personas por la Universidad del Pacífico. Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos por la Universidad del Desarrollo de Chile. Miembro internacional de la American Psychological Association (APA). Miembro de la División 12 | Sociedad de Psicología Clínica de la APA. Especialista en Recursos Humanos por la Asociación Peruana de Recursos Humanos (APERHU). Psicoterapeuta Gestalt. Con más de 15 años de experiencia en el sector público, privado y sin fines de lucro. Past Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Continental y docente de post grado de la UNMSM. Conferencista en congresos internacionales y nacionales. Mi enfoque se basa en la empatía, en el logro de objetivos, en la calidad del servicio al usuario y en las prácticas basadas en evidencia científica.

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