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Las terapias de tercera generación: una nueva ola en psicoterapia.

Las terapias psicológicas de tercera generación representan una evolución significativa en el campo de la intervención psicoterapéutica, marcando un cambio conceptual respecto a las aproximaciones cognitivo-conductuales tradicionales. Mientras que las primeras generaciones de terapias se centraron en la modificación directa de comportamientos (primera generación) y pensamientos disfuncionales (segunda generación), las terapias de tercera generación enfatizan procesos de aceptación, la atención plena y la contextualización de la experiencia (Hayes, 2016). Dentro de este marco, se incluyen enfoques como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), la Terapia Dialéctico-Conductual (TDC), la Terapia Analítica Funcional (FAP), y la Terapia Conductual Integrativa de Pareja (IBCT), entre otras (Hayes et al., 2011).

Fundamentos teóricos de las terapias de tercera generación

Las terapias de tercera generación se fundamentan en una visión contextual y funcional del comportamiento humano, enfatizando la importancia del entorno, la experiencia y el significado que los individuos atribuyen a sus pensamientos y emociones. En lugar de focalizarse en cambiar el contenido de los pensamientos disfuncionales, como se hace en la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), estas terapias se centran en la relación que el individuo tiene con dichos pensamientos y en cómo puede interactuar de manera más flexible y adaptativa con ellos (Hofmann & Hayes, 2019).

Una de las premisas centrales es la idea de que el sufrimiento humano es, en parte, resultado de la lucha por evitar o controlar experiencias internas dolorosas. En su lugar, las terapias de tercera generación promueven la aceptación, el compromiso con valores personales y el desarrollo de la flexibilidad psicológica como medio para alcanzar una vida significativa (Hayes et al., 2006).

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

La ACT es una de las terapias más representativas de la tercera generación. Desarrollada por Steven C. Hayes y sus colegas, ACT se basa en la Teoría del Marco Relacional (RFT), que ofrece una explicación sobre cómo el lenguaje y los procesos cognitivos pueden contribuir al sufrimiento humano (Hayes, Strosahl, & Wilson, 2012). El objetivo de la ACT no es eliminar el dolor o las emociones negativas, sino ayudar a los individuos a vivir de manera coherente con sus valores, incluso en presencia de experiencias internas difíciles.

La ACT utiliza seis procesos terapéuticos principales: aceptación, defusión cognitiva, contacto con el momento presente, el yo como contexto, clarificación de valores y acción comprometida. Estos procesos buscan incrementar la flexibilidad psicológica, definida como la capacidad de estar presente, conectarse con los valores personales y actuar de manera efectiva, incluso en circunstancias desafiantes (Hayes et al., 2006).

La evidencia empírica respalda la eficacia de la ACT en el tratamiento de diversas condiciones, como la depresión, el dolor crónico y la ansiedad, y ha mostrado resultados comparables o superiores a otras formas de intervención (A-Tjak et al., 2015).

Terapia Dialéctico-Conductual (TDC)

La Terapia Dialéctico-Conductual (TDC), desarrollada por Marsha Linehan (1993), es otro ejemplo prominente de las terapias de tercera generación y fue originalmente diseñada para el tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP). La TDC integra principios cognitivo-conductuales con la filosofía dialéctica y prácticas de atención plena, derivadas del budismo zen.

Uno de los aspectos distintivos de la TDC es su énfasis en la aceptación y el cambio. Se reconoce la necesidad de validar la experiencia emocional del paciente mientras se promueve el desarrollo de habilidades para la regulación emocional, la tolerancia al malestar, la efectividad interpersonal y la atención plena (Linehan, 2015). La TDC ha demostrado ser eficaz no solo para el TLP, sino también para otros trastornos, como la depresión resistente al tratamiento, la conducta suicida y los trastornos alimentarios (Cristea et al., 2017).

Terapia Analítica Funcional (FAP)

La Terapia Analítica Funcional (FAP), desarrollada por Kohlenberg y Tsai (1991), se basa en los principios del análisis de conducta y se enfoca en el contexto terapéutico como un espacio para el cambio. En FAP, la relación terapéutica se convierte en el medio para identificar y modificar comportamientos problemáticos del cliente en tiempo real.

Un principio central de la FAP es el concepto de “Comportamiento Clínicamente Relevante” (CCR), que implica observar y responder a los comportamientos del cliente durante la sesión para fomentar el cambio fuera del entorno terapéutico (Kohlenberg & Tsai, 1991). La evidencia sugiere que la FAP puede ser eficaz en el tratamiento de una variedad de problemas, incluyendo la depresión y las dificultades interpersonales (Maitland & Gaynor, 2016).

Terapia Conductual Integrativa de Pareja (IBCT)

La Terapia Conductual Integrativa de Pareja (IBCT) es otra modalidad de tercera generación que se centra en promover la aceptación y la empatía entre las parejas (Christensen et al., 2004). A diferencia de las terapias conductuales tradicionales de pareja, que se centran en el cambio de comportamientos problemáticos, la IBCT busca ayudar a las parejas a aceptar las diferencias inevitables y a comprometerse en el desarrollo de una relación más flexible y comprensiva.

Evidencia empírica y eficacia de las terapias de tercera generación

La eficacia de las terapias de tercera generación ha sido respaldada por numerosos estudios y meta-análisis que demuestran su efectividad para una amplia variedad de problemas psicológicos. Por ejemplo, un meta-análisis realizado por Öst (2014) indicó que la ACT es efectiva en el tratamiento de trastornos de ansiedad, depresión, y dolor crónico, mientras que la TDC ha mostrado eficacia en el tratamiento de comportamientos suicidas y la regulación emocional en el TLP (Cristea et al., 2017).

Además, las terapias de tercera generación han mostrado ser efectivas para problemas que tradicionalmente no han respondido bien a otros enfoques, como los problemas de regulación emocional y las dificultades interpersonales, lo que refuerza su valor como intervenciones innovadoras y versátiles (Hofmann & Hayes, 2019).

Comparación con las terapias de primera y segunda generación

Las terapias de tercera generación representan un avance significativo en relación con las generaciones anteriores, no solo por su enfoque en la aceptación y la atención plena, sino también por su énfasis en la flexibilidad psicológica y la integración de valores personales. A diferencia de las terapias de primera generación, que se centraban únicamente en el cambio de conductas, y de las terapias de segunda generación, que se enfocaban en la reestructuración cognitiva, las terapias de tercera generación buscan un equilibrio entre la aceptación y el cambio (Hayes, 2016).

Este enfoque ha permitido a las terapias de tercera generación abordar problemas complejos y crónicos, como el dolor crónico, la esquizofrenia y los trastornos de la personalidad, de una manera que prioriza el bienestar y la calidad de vida del paciente, en lugar de centrarse exclusivamente en la eliminación de síntomas (Bach & Hayes, 2002).

Reflexión crítica: el futuro de las terapias de tercera generación

Las terapias de tercera generación representan un avance paradigmático en la intervención psicológica, al reconocer que el sufrimiento humano es parte de la experiencia y que el objetivo no es eliminarlo, sino aprender a relacionarse con él de manera diferente. La creciente evidencia empírica que respalda su eficacia sugiere que estos enfoques continuarán desempeñando un papel crucial en el tratamiento de problemas psicológicos complejos.

No obstante, es importante considerar que, aunque las terapias de tercera generación han mostrado resultados prometedores, se requiere más investigación para comprender plenamente sus mecanismos de acción y para desarrollar estrategias de intervención que sean culturalmente adaptativas y accesibles a una variedad de poblaciones.

Conclusiones

Las terapias de tercera generación han revolucionado el campo de la psicoterapia al introducir enfoques que enfatizan la aceptación, la atención plena y la flexibilidad psicológica. Como intervenciones basadas en la evidencia, han demostrado ser eficaces para una amplia variedad de problemas psicológicos y representan un enfoque innovador y compasivo para el tratamiento del sufrimiento humano. Al continuar desarrollando y refinando estas intervenciones, se abre la posibilidad de ofrecer soluciones terapéuticas que sean más inclusivas, efectivas y alineadas con la complejidad de la experiencia humana.

Referencias

  • A-Tjak, J. G. L., Davis, M. L., Morina, N., Powers, M. B., Smits, J. A. J., & Emmelkamp, P. M. G. (2015). A meta-analysis of the efficacy of acceptance and commitment therapy for clinically relevant mental and physical health problems. Psychotherapy and Psychosomatics, 84(1), 30-36. https://doi.org/10.1159/000365764
  • Bach, P., & Hayes, S. C. (2002). The use of acceptance and commitment therapy to prevent the rehospitalization of psychotic patients: A randomized controlled trial. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 70(5), 1129-1139. https://doi.org/10.1037/0022-006X.70.5.1129
  • Christensen, A., Sevier, M., Simpson, L. E., & Gattis, K. S. (2004). Acceptance, mindfulness, and change in couple therapy. En S. C. Hayes, V. M. Follette & M. M. Linehan (Eds.), Mindfulness and Acceptance: Expanding the Cognitive-Behavioral Tradition (pp. 288-309). Guilford Press.
  • Cristea, I. A., Gentili, C., Cotet, C. D., Palomba, D., Barbui, C., & Cuijpers, P. (2017). Efficacy of psychotherapies for borderline personality disorder: A systematic review and meta-analysis. JAMA Psychiatry, 74(4), 319-328. https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2016.4287
  • Hayes, S. C. (2016). Acceptance and Commitment Therapy, Relational Frame Theory, and the Third Wave of Behavioral and Cognitive Therapies. Guilford Publications.
  • Hayes, S. C., Luoma, J. B., Bond, F. W., Masuda, A., & Lillis, J. (2006). Acceptance and Commitment Therapy: Model, processes, and outcomes. Behaviour Research and Therapy, 44(1), 1-25. https://doi.org/10.1016/j.brat.2005.06.006
  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and Commitment Therapy: The Process and Practice of Mindful Change (2nd ed.). Guilford Press.
  • Hayes, S. C., Villatte, M., Levin, M., & Hildebrandt, M. (2011). Open, aware, and active: Contextual approaches as an emerging trend in the behavioral and cognitive therapies. Annual Review of Clinical Psychology, 7, 141-168. https://doi.org/10.1146/annurev-clinpsy-032210-104449
  • Hofmann, S. G., & Hayes, S. C. (2019). The future of intervention science: Process-based therapy. Clinical Psychological Science, 7(1), 37-50. https://doi.org/10.1177/2167702618772296
  • Kohlenberg, R. J., & Tsai, M. (1991). Functional Analytic Psychotherapy: Creating Intense and Curative Therapeutic Relationships. Plenum Press.
  • Linehan, M. M. (1993). Cognitive-Behavioral Treatment of Borderline Personality Disorder. Guilford Press.
  • Linehan, M. M. (2015). DBT Skills Training Manual (2nd ed.). Guilford Press.
  • Maitland, D. W., & Gaynor, S. T. (2016). Functional Analytic Psychotherapy Made Simple: A Practical Guide to Therapeutic Relationships. New Harbinger Publications.
  • Öst, L.-G. (2014). The efficacy of Acceptance and Commitment Therapy: An updated systematic review and meta-analysis. Behaviour Research and Therapy, 61, 105-121. https://doi.org/10.1016/j.brat.2014.07.018

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About Luis Lazarte

Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (C.PS.P. 27216). Miembro internacional de la American Psychological Association (APA). Miembro de la División 12 | Sociedad de Psicología Clínica de la APA. Magíster en Dirección de Personas por la Universidad del Pacífico. Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos por la Universidad del Desarrollo de Chile. Especialista en Recursos Humanos por la Asociación Peruana de Recursos Humanos (APERHU). Psicoterapeuta Gestalt. Con más de 15 años de experiencia en el sector público, privado y sin fines de lucro. Past Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Continental y docente de post grado de la UNMSM. Conferencista en congresos internacionales y nacionales. Mi enfoque se basa en la empatía, en el logro de objetivos, en la calidad del servicio al usuario y en las prácticas basadas en evidencia científica.

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