Guía MAS de Lazarte, Trastornos parafílicos

Matriz MAS | Trastorno Exhibicionista – Código 6D30.

Introducción:

Los trastornos parafílicos son condiciones psicosexuales en las cuales un individuo experimenta patrones de excitación sexual intensos y persistentes que involucran objetos, situaciones o individuos que no forman parte de las prácticas sexuales generalmente aceptadas o consensuadas entre adultos. Estas conductas o fantasías, a menudo recurrentes y prolongadas (al menos seis meses), pueden generar malestar significativo en quien las presenta, o bien implicar daño, sufrimiento o riesgo para otras personas. La esencia de un trastorno parafílico radica en que dichos patrones no se limitan a comportamientos sexuales poco convencionales, sino que provocan un deterioro real en la vida del individuo (social, laboral, afectiva) o vulneran la dignidad y la libertad de otros, como ocurre en el exhibicionismo, el froteurismo, la pedofilia o el sadismo sexual no consensuado, entre otros.

De acuerdo con el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la American Psychiatric Association (2013) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2019), no toda parafilia es un trastorno: se requiere que las fantasías, impulsos o conductas parafílicas generen un malestar clínicamente significativo o impliquen riesgos o daños para terceras personas. Por ejemplo, una preferencia sexual atípica que no cause ningún perjuicio a nadie y no genere malestar personal no cumple los criterios para un trastorno parafílico.

La comprensión de estos trastornos es compleja y multifactorial. En la etiología convergen factores biológicos, psicológicos y sociales. Desde el punto de vista terapéutico, el abordaje integral (farmacológico, psicológico y psicoeducativo) busca reducir el malestar y, en caso necesario, prevenir comportamientos dañinos hacia otros. Intervenciones basadas en terapia cognitivo-conductual (como la reestructuración cognitiva, entrenamiento en habilidades de autocontrol y prevención de recaídas) y, cuando procede, la farmacoterapia (por ejemplo, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o agonistas de la GnRH) han demostrado ser útiles (Seto, 2017).

A continuación se presenta una guía MAS de Lazarte para el trastorno exhibicionista (código 6D30 en la CIE-11), la cual integra aspectos descriptivos, etiológicos, de evaluación, tratamiento y consideraciones éticas. Esta guía se sustenta en evidencia científica actual, criterios diagnósticos internacionales y literatura especializada en el abordaje psicoterapéutico de los trastornos parafílicos, a la vez que mantiene un tono cálido y cercano.

1. Descripción y criterios diagnósticos
El trastorno exhibicionista se caracteriza por la presencia de excitación sexual intensa y recurrente al exponer los genitales a personas desprevenidas. De acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11, código 6D30), esta condición implica que la persona siente un fuerte impulso o deseo sexual asociado a la exposición de sus genitales, generalmente a un extraño que no lo espera, lo que puede generar malestar significativo o daño a terceros. Los criterios diagnósticos incluyen:

  • Presencia persistente (al menos seis meses) de impulsos sexuales marcados en relación con la exhibición de genitales a terceros sin su consentimiento.
  • La persona ha actuado sobre estos impulsos o experimenta un malestar significativo o deterioro en áreas importantes de su vida (por ejemplo, social, laboral).
  • La conducta no se explica mejor por otra condición de salud mental o efectos de sustancias.

Es importante distinguir entre la fantasía ocasional y el patrón persistente que cause malestar o daño. El diagnóstico debe considerar el contexto cultural, la persistencia, la intensidad, el nivel de control sobre la conducta y el impacto que esta tiene sobre el individuo y las potenciales víctimas.


2. Etiología
La etiología del trastorno exhibicionista es multifactorial, con influencias biológicas, psicológicas y sociales. Entre los factores hipotetizados se encuentran:

  • Factores biológicos: Alteraciones en el funcionamiento de los circuitos dopaminérgicos y serotoninérgicos, así como factores genéticos que podrían predisponer a conductas parafílicas (Kafka, 2014).
  • Factores psicológicos: Condicionamiento sexual temprano (aprendizaje de conductas de excitación con estímulos específicos), déficits en el control de impulsos, distorsiones cognitivas sobre el consentimiento y el placer del otro, y baja autoestima (Seto, 2017).
  • Factores sociales y ambientales: Experiencias de abuso sexual, exposición a entornos sexuales disfuncionales, aislamiento social, carencia de habilidades socioafectivas y ausencia de redes de apoyo que promuevan una sexualidad sana (Fedoroff, 2016).

3. Factores predisponentes

  • Historia personal de abuso o negligencia infantil.
  • Dificultades para el establecimiento de relaciones interpersonales íntimas y recíprocas.
  • Patrones de pensamiento distorsionados relacionados con la sexualidad y el consentimiento.
  • Falta de control de impulsos y baja tolerancia a la frustración.

4. Factores precipitantes

  • Situaciones de estrés psicosocial que incrementan la necesidad de sentirse poderoso o validado sexualmente.
  • Exposición a estímulos que recuerden o reproduzcan escenas que el individuo asocia con excitación sexual.
  • Consumo de sustancias que disminuyan la inhibición y el control conductual.

5. Factores mantenedores

  • Reforzamiento positivo a corto plazo (la excitación sexual inmediata).
  • Distorsiones cognitivas que justifican la conducta (“No les hará daño”, “Es solo un juego”).
  • Evitación de las consecuencias negativas a través de la fantasía (no se busca la reacción negativa del otro, sino su desconcierto o sorpresa).
  • Falta de intervención oportuna y ausencia de estrategias de autocontrol.

6. Evaluación
La evaluación debe ser integral, considerando:

  • Entrevistas clínicas estructuradas: Para recabar historia sexual, patrones de conducta, nivel de malestar y conciencia del problema (Seto & Lalumière, 2010).
  • Instrumentos psicométricos específicos: Cuestionarios de impulsividad, escalas de parafilias y pruebas proyectivas para explorar fantasías sexuales problemáticas (Fedoroff, 2016).
  • Evaluación del riesgo de reincidencia: Identificación de factores que aumenten la probabilidad de futuras conductas exhibicionistas, como estrés no manejado, uso de sustancias o inexistencia de tratamiento (Hanson & Morton-Bourgon, 2009).

7. Diagnóstico diferencial
Es imprescindible distinguir el trastorno exhibicionista de otras condiciones:

  • Otros trastornos parafílicos: Como el voyeurismo o el froteurismo, donde el foco de la excitación radica en observar o tocar sin consentimiento, en lugar de exhibir.
  • Trastornos del control de impulsos: Donde puede haber conductas impulsivas, pero no necesariamente asociadas a la excitación sexual.
  • Condiciones médicas o neurológicas: Que alteren el juicio y el control de impulsos, como demencias frontotemporales.

8. Tratamiento
El abordaje terapéutico es multimodal, combinando intervenciones farmacológicas, psicológicas y psicosociales:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Para identificar y modificar distorsiones cognitivas, desarrollar habilidades de autocontrol, manejar la excitación sexual inapropiada y mejorar la empatía hacia la víctima (Marshall & Marshall, 2015).
  • Entrenamiento en habilidades sociales y afectivas: Orientado a mejorar la comunicación, la asertividad y la capacidad de establecer relaciones íntimas sanas.
  • Terapia farmacológica: Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y, en casos graves, agonistas de la GnRH para reducir el impulso sexual (Bradford, 2007).
  • Psicoeducación y apoyo familiar: Para promover un entorno que favorezca la regulación emocional, la comprensión del trastorno y la prevención de recaídas.

9. Pronóstico
Con un tratamiento oportuno y sostenido, incluyendo terapia psicológica y, de ser necesario, apoyo farmacológico, el pronóstico puede ser favorable. La adherencia al tratamiento, la motivación al cambio, el desarrollo de habilidades de afrontamiento y la disminución del aislamiento social suelen asociarse a mejores resultados (Seto, 2017).


10. Prevención

  • Prevención primaria: Promover educación sexual integral desde edades tempranas, fomentando la empatía, el respeto por la autonomía corporal ajena y una visión sana de la sexualidad.
  • Prevención secundaria: Detección precoz de conductas exhibicionistas o fantasías perturbadoras en contextos terapéuticos y proporcionar intervenciones antes de que el patrón se consolide.
  • Prevención terciaria: Mantener seguimiento post-tratamiento, evitando recaídas mediante el fortalecimiento de redes de apoyo y el monitoreo de factores de riesgo.

Resumen de ideas clave

  • El trastorno exhibicionista implica excitación sexual vinculada a la exposición genital a personas no dispuestas.
  • Es un trastorno con etiología multifactorial, en el que influyen factores biológicos, psicológicos y sociales.
  • El tratamiento integral, que combina TCC, farmacoterapia y psicoeducación, resulta eficaz.
  • La prevención y la detección temprana son claves para reducir la incidencia y las recaídas.

Juicio crítico
La evidencia actual sugiere que el trastorno exhibicionista puede beneficiarse de enfoques terapéuticos integrales, individualizados y sostenidos. Aún se requiere mayor investigación sobre intervenciones preventivas específicas y sobre la eficacia de tratamientos farmacológicos a largo plazo. Además, se hace necesario un abordaje ético y jurídico que proteja a las posibles víctimas, promueva la rehabilitación del individuo y fomente un ambiente social más comprensivo pero sin tolerancia a la violencia sexual.


Referencias (formato APA 7.ª ed.)

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).
  • Bradford, J. M. W. (2007). The neurobiology, neuropharmacology, and pharmacological treatment of the paraphilias and compulsive sexual behaviour. Canadian Journal of Psychiatry, 52(4), 251-262.
  • Fedoroff, J. P. (2016). The paraphilias: Changing trends in diagnosis and treatment. Current Psychiatry Reports, 18(3), 25. https://doi.org/10.1007/s11920-016-0661-8
  • Hanson, R. K., & Morton-Bourgon, K. (2009). The accuracy of recidivism risk assessments for sexual offenders: A meta-analysis. Psychological Assessment, 21(1), 1-21. https://doi.org/10.1037/a0014421
  • Kafka, M. P. (2014). The DSM-5 diagnostic criteria for paraphilic disorders. Archives of Sexual Behavior, 43(3), 593-600. https://doi.org/10.1007/s10508-013-0236-8
  • Marshall, W. L., & Marshall, L. E. (2015). Psychological treatment of the paraphilias. In B. L. Cutler & P. A. Zapf (Eds.), APA handbook of forensic psychology (Vol. 2, pp. 587-604). American Psychological Association.
  • Organización Mundial de la Salud. (2019). Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). OMS.
  • Seto, M. C. (2017). The psychology of sexual offending. American Psychological Association.
  • Seto, M. C., & Lalumière, M. L. (2010). What is so special about male adolescent sexual offending? A review and test of explanations through meta-analysis. Psychological Bulletin, 136(4), 526-575. https://doi.org/10.1037/a0019700
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About Luis Lazarte

Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (C.PS.P. 27216). Miembro internacional de la American Psychological Association (APA). Miembro de la División 12 | Sociedad de Psicología Clínica de la APA. Magíster en Dirección de Personas por la Universidad del Pacífico. Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos por la Universidad del Desarrollo de Chile. Especialista en Recursos Humanos por la Asociación Peruana de Recursos Humanos (APERHU). Psicoterapeuta Gestalt. Con más de 15 años de experiencia en el sector público, privado y sin fines de lucro. Past Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Continental y docente de post grado de la UNMSM. Conferencista en congresos internacionales y nacionales. Mi enfoque se basa en la empatía, en el logro de objetivos, en la calidad del servicio al usuario y en las prácticas basadas en evidencia científica.

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