Académicos, Bienestar, Empleo

Implicancias de los perfiles psicopatológicos en los centros laborales

¿Sabían que pueden estar trabajando con una persona con perfil psicopatológico?¿Qué implicancias tiene y cómo gestionarlo desde la empresa?

La contratación de individuos con perfiles psicopatológicos en nuestra dinámica empresarial puede tener una serie de implicancias con potencial impacto tanto a la organización como a los empleados en caso que los profesionales responsables de gestión humana no tomen cartas en el asunto. Estas implicancias pueden variar en función del tipo y la gravedad del trastorno, así como de las características del trabajo y la cultura organizacional. A continuación, se analiza este tema en detalle:

 

¿Qué posibles efectos adversos existirían en caso no se tome en cuenta la presencia de perfiles psicopatológicos dentro del trabajo?

1. Impacto en el rendimiento y la productividad

Los trastornos psicopatológicos pueden afectar significativamente el rendimiento laboral de un empleado. Por ejemplo:

Trastornos del estado de ánimo, como la depresión mayor, pueden llevar a una disminución en la concentración, la energía y la motivación, lo que puede resultar en baja productividad y ausentismo laboral. Según un estudio de Kessler et al. (2006), la depresión mayor se asocia con un significativo deterioro en la productividad laboral y un aumento en los días de baja por enfermedad.

Trastornos de ansiedad pueden interferir con la capacidad de una persona para manejar el estrés y tomar decisiones rápidas y efectivas, lo que puede afectar la calidad del trabajo y el cumplimiento de plazos (American Psychiatric Association, 2013).

Trastornos de la personalidad, como el trastorno límite de la personalidad o el trastorno antisocial de la personalidad, pueden generar conflictos interpersonales, dificultades en la comunicación y problemas de conducta que pueden desestabilizar el ambiente laboral (Skodol et al., 2011).

2. Clima laboral y relaciones interpersonales

El clima laboral puede verse afectado por la presencia de empleados con trastornos psicopatológicos, especialmente si estos trastornos influyen en el comportamiento interpersonal:

Conflictos interpersonales: Las personas con trastornos de personalidad, como el trastorno límite o el trastorno paranoide, pueden tener dificultades para relacionarse de manera efectiva con sus colegas, lo que puede llevar a un aumento de los conflictos en el lugar de trabajo (Skodol, 2014).

Estigmatización y discriminación: Los empleados con trastornos mentales pueden enfrentar estigmatización y discriminación, lo que puede empeorar su condición y afectar negativamente su integración y desempeño en el lugar de trabajo (Corrigan, 2004).

3. Implicancias legales y éticas

Las organizaciones tienen la responsabilidad ética y legal de proporcionar un ambiente de trabajo seguro y de no discriminar a empleados con trastornos psicopatológicos:

Ley y derechos de los empleados: Bajo la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA) en los EE.UU., y leyes similares en otros países, los empleadores deben realizar adaptaciones razonables para empleados con discapacidades mentales, siempre que estas adaptaciones no causen una carga excesiva para la organización (Americans with Disabilities Act, 1990).

Obligaciones éticas: Las organizaciones deben considerar no solo el bienestar de la persona con el trastorno psicopatológico, sino también el impacto en el equipo y la organización en general. Crear un entorno inclusivo y de apoyo es esencial para gestionar de manera efectiva estas dinámicas.

4. Costo económico

El costo económico de contratar a personas con trastornos psicopatológicos puede ser significativo debido al ausentismo, la baja productividad, y los costos asociados con la atención médica y el apoyo psicoterapéutico:

Ausentismo y rotación: El ausentismo debido a trastornos mentales es común y puede llevar a una disminución en la productividad general de la organización (Dewa, Chau, & Dermer, 2010).

Costos de atención médica: Las organizaciones pueden enfrentar costos adicionales relacionados con la provisión de servicios de salud mental, adaptaciones en el lugar de trabajo, y el manejo de emergencias relacionadas con la salud mental (Goetzel et al., 2002).

 

¿Qué trastornos necesitarían de un proceso de acompañamiento profesional desde gestión humana?

La gestión humana tiene un papel crucial en el manejo de empleados con trastornos psicopatológicos, garantizando un ambiente de trabajo inclusivo y productivo. Algunos trastornos pueden requerir un proceso de acompañamiento profesional más intensivo para asegurar el bienestar del empleado y minimizar el impacto en el entorno laboral. A continuación se presentan algunos de los trastornos que generalmente requieren intervención y apoyo desde gestión humana:

1. Trastornos del estado de ánimo

La depresión es particularmente prevalente en el entorno laboral. Según la World Health Organization (WHO), la depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, afectando a más de 264 millones de personas (WHO, 2020). En un estudio realizado en Estados Unidos, se encontró que alrededor del 7% de los empleados reportaron haber experimentado episodios de depresión mayor en el último año (Kessler et al., 2003).

Depresión mayor: Este trastorno se caracteriza por un estado de ánimo deprimido persistente, pérdida de interés en actividades, fatiga y dificultad para concentrarse, lo que puede afectar significativamente el rendimiento laboral (American Psychiatric Association, 2013). El acompañamiento puede incluir ajustes en la carga laboral, la flexibilidad horaria, y el acceso a servicios de salud mental.

Trastorno bipolar: Caracterizado por episodios de manía y depresión, este trastorno puede generar fluctuaciones extremas en la energía, el comportamiento y la productividad del empleado (Goodwin & Jamison, 2007). La gestión humana debe trabajar en conjunto con el empleado y los profesionales de la salud para desarrollar planes de manejo que incluyan descansos programados y adaptaciones en las tareas laborales.

2. Trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad son algunos de los más comunes en el entorno laboral. Un estudio realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en los Estados Unidos indica que aproximadamente el 19.1% de los adultos experimentaron algún tipo de trastorno de ansiedad en el último año (Kessler et al., 2005). La presencia de estos trastornos en el trabajo puede llevar a problemas como la dificultad para concentrarse y el ausentismo laboral.

Trastorno de ansiedad generalizada: Este trastorno involucra preocupación excesiva e incontrolable sobre diferentes aspectos de la vida, que puede interferir con el desempeño laboral (American Psychiatric Association, 2013). La gestión humana puede ofrecer apoyo mediante la creación de un ambiente de trabajo que reduzca los factores estresantes y proporcionen acceso a programas de asistencia para empleados (EAPs).

Trastorno de pánico: Este trastorno se caracteriza por ataques de pánico recurrentes e inesperados, que pueden incapacitar temporalmente a un empleado en situaciones de alto estrés (Barlow, 2002). El apoyo puede incluir la educación del equipo sobre el trastorno, así como la posibilidad de adaptar el entorno laboral para reducir los desencadenantes de ansiedad.

3. Trastornos de la personalidad

Aunque las cifras exactas son más difíciles de obtener debido a la naturaleza de estos trastornos y su diagnóstico, se estima que entre el 10% y el 13% de la población general podría tener un trastorno de la personalidad (Lenzenweger et al., 2007). Estos trastornos pueden ser particularmente problemáticos en el entorno laboral debido a los desafíos que presentan en las relaciones interpersonales y la adaptación a las normas sociales.

Trastorno límite de la personalidad (TLP): Las personas con TLP pueden tener dificultades significativas en las relaciones interpersonales, así como en la regulación de emociones y el manejo del estrés (Linehan, 1993). La gestión humana puede intervenir proporcionando acceso a terapia dialéctico-conductual (DBT) y mediación en conflictos interpersonales en el lugar de trabajo.

Trastorno de personalidad antisocial: Este trastorno puede manifestarse en comportamientos impulsivos, irresponsables y manipuladores, lo que puede ser problemático en un entorno laboral (Skodol et al., 2011). Aquí, la gestión humana debe trabajar estrechamente con recursos legales y de salud para monitorear la conducta y establecer límites claros.

4. Trastornos del espectro de la esquizofrenia

Esquizofrenia: Este trastorno se caracteriza por síntomas como delirios, alucinaciones y desorganización del pensamiento, que pueden afectar gravemente el funcionamiento diario (American Psychiatric Association, 2013). El apoyo desde gestión humana debe ser integral, incluyendo la coordinación con servicios de salud mental, ajustes razonables en el entorno de trabajo y programas de reintegración gradual.

5. Trastornos del espectro autista (TEA)

Las personas con TEA, especialmente aquellos con autismo de alto funcionamiento, están cada vez más presentes en el entorno laboral. Las estimaciones sugieren que alrededor del 1% de la población mundial tiene TEA (WHO, 2019), y muchos de estos individuos son capaces de trabajar con el apoyo adecuado.

Autismo de alto funcionamiento: Aunque no siempre considerado un trastorno psicopatológico en el sentido clásico, las personas con TEA pueden tener desafíos en la comunicación social y comportamientos repetitivos que requieren ajustes en el lugar de trabajo (Baron-Cohen et al., 2001). La gestión humana debe proporcionar un entorno estructurado y predecible, así como entrenamiento en sensibilidad para otros empleados.

Estas estadísticas subrayan la importancia de abordar los trastornos mentales en el entorno laboral. No solo es una cuestión de responsabilidad social y ética, sino que también es crucial para la productividad y el bienestar general de los empleados. Las intervenciones de gestión humana, como los programas de asistencia para empleados y la creación de un ambiente de trabajo de apoyo, son fundamentales para mitigar estos efectos.


 
¿Qué recursos tenemos para poder evaluar y monitorear eficazmente?

Para identificar estos rasgos en un contexto organizacional, es crucial utilizar herramientas psicométricas validadas que sean fiables y precisas. Las pruebas más recomendadas incluyen:

Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-III o IV): Utilizado para evaluar una amplia gama de trastornos de la personalidad, incluyendo narcisista, antisocial, y límite.

Minnesota Multiphasic Personality Inventory-2 (MMPI-2): Proporciona un perfil amplio de la personalidad, permitiendo la identificación de rasgos psicopatológicos.

Inventario de Personalidad NEO-PI-R: Aunque no está diseñado específicamente para diagnosticar trastornos de la personalidad, puede ayudar a identificar rasgos disfuncionales.

¿Cuáles son las limitaciones de usar pruebas proyectivas durante el proceso de selección?

El uso de pruebas proyectivas como el Test de Rorschach o el Test de Apercepción Temática (TAT) ha sido ampliamente debatido. Si bien estas pruebas han sido populares, especialmente en la evaluación clínica, su validez y fiabilidad han sido cuestionadas.

Limitaciones de las pruebas proyectivas

Fiabilidad y validez: Las pruebas proyectivas tienen una fiabilidad interjueces baja y una validez cuestionable, lo que significa que los resultados pueden variar significativamente dependiendo de quién administre e interprete la prueba, y que las interpretaciones pueden no estar basadas en fundamentos sólidos.

Subjetividad: Las interpretaciones de las respuestas proyectivas son altamente subjetivas y dependen de la experiencia y formación del evaluador, lo que puede llevar a interpretaciones sesgadas o erróneas.

Evidencia empírica limitada: A diferencia de las pruebas psicométricas estandarizadas, las pruebas proyectivas carecen de un cuerpo robusto de evidencia empírica que respalde su uso en la identificación de rasgos psicopatológicos.

  

Recomendaciones para un proceso evaluativo psicológico confiable y válido:

La evaluación de rasgos psicopatológicos en un entorno organizacional requiere un enfoque riguroso que garantice la confiabilidad y validez de los resultados. A continuación, se ofrecen recomendaciones para llevar a cabo un proceso evaluativo efectivo:

1. Selección de herramientas psicométricas validadas

Es fundamental utilizar pruebas psicométricas con respaldo científico en términos de validez (qué tan bien mide la prueba lo que se propone medir) y fiabilidad (consistencia de los resultados a lo largo del tiempo). Algunas pruebas recomendadas incluyen:

Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-IV): Evalúa una amplia gama de trastornos de la personalidad con base en los criterios del DSM-5. Es especialmente útil para identificar rasgos narcisistas, antisociales, obsesivo-compulsivos y límite.

Minnesota Multiphasic Personality Inventory-2 (MMPI-2): Ofrece un perfil amplio de la personalidad, permitiendo identificar varios rasgos psicopatológicos. Su alta fiabilidad y validez lo convierten en una herramienta estándar en la evaluación clínica.

Inventario de Personalidad NEO-PI-R: Evalúa los cinco grandes factores de personalidad, ayudando a identificar rasgos disfuncionales que podrían estar asociados con psicopatologías específicas.

2. Implementación de un enfoque multimétodo

Es recomendable combinar varias fuentes de información para aumentar la precisión diagnóstica. Este enfoque multimétodo podría incluir:

Entrevistas clínicas estructuradas: Proporcionan información cualitativa importante y permiten observar comportamientos y actitudes que pueden no ser capturados por las pruebas psicométricas.

Cuestionarios autoinformados: Ofrecen una perspectiva interna del sujeto y pueden complementar los resultados de las pruebas psicométricas.

Observación del comportamiento: Especialmente en el contexto laboral, observar cómo el individuo interactúa con los demás en su entorno cotidiano puede proporcionar indicios sobre rasgos psicopatológicos.

3. Consideración del contexto y la historia clínica

Es crucial tener en cuenta el contexto del sujeto, incluyendo su historia clínica, antecedentes personales y profesionales, y su entorno social y cultural. Estos factores pueden influir significativamente en la expresión de los rasgos psicopatológicos y su impacto en el desempeño laboral.

4. Ética y confidencialidad en el proceso evaluativo

La evaluación psicológica debe llevarse a cabo respetando los principios éticos, asegurando la confidencialidad de la información y obteniendo el consentimiento informado del sujeto. Además, es importante comunicar los resultados de manera clara y comprensible, ofreciendo retroalimentación constructiva y, si es necesario, recomendando intervenciones o apoyos adicionales.

5. Formación continua del evaluador

El evaluador debe estar adecuadamente capacitado en la administración e interpretación de las pruebas utilizadas. La formación continua es esencial para mantenerse actualizado con los avances en la psicometría y la psicología clínica, asegurando así la calidad y precisión del proceso evaluativo.

6. Uso de un enfoque integrador en la interpretación de los resultados

La interpretación de los resultados debe ser integradora, considerando tanto los datos cuantitativos de las pruebas psicométricas como la información cualitativa obtenida a través de entrevistas y observaciones. Este enfoque permite una comprensión más completa y matizada de los rasgos psicopatológicos del sujeto.

 

Conclusión

Contratar a personas con perfiles psicopatológicos presenta un desafío complejo para las organizaciones. Si bien es esencial ser inclusivo y ofrecer oportunidades laborales a todos, también es crucial garantizar que se mantenga un ambiente de trabajo saludable y productivo. Las empresas deben implementar políticas y procedimientos que equilibren la compasión y la comprensión con las necesidades operativas y el bienestar de todos los empleados. Por otra parte, el uso de pruebas psicométricas validadas científicamente, como el MMPI-2 o el MCMI-IV, es crucial para la identificación precisa de rasgos psicopatológicos en el contexto laboral. Estas pruebas ofrecen una fiabilidad y validez superiores en comparación con las pruebas proyectivas, las cuales, a pesar de su uso histórico, presentan limitaciones significativas en su aplicación práctica. La adopción de herramientas basadas en evidencia empírica permite a las organizaciones tomar decisiones más informadas y crear entornos de trabajo más saludables.

 

¿Necesitas acompañamiento psicológico profesional para ti o tu empresa?

 

¿Buscas contactarnos?

 

Referencias

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.
  • Blair, R. J. R. (2006). Subcortical brain systems in psychopathy: The amygdala and associated structures. In C. Patrick (Ed.), Handbook of psychopathy (pp. 100-116). New York, NY: Guilford Press.
  • Butcher, J. N., Graham, J. R., Ben-Porath, Y. S., Tellegen, A., Dahlstrom, W. G., & Kaemmer, B. (2001). MMPI-2: Manual for administration, scoring, and interpretation. University of Minnesota Press.
  • Cain, N. M., Pincus, A. L., & Ansell, E. B. (2008). Cautioning against overpathologizing perfectionism. Journal of Personality Assessment, 90(6), 585-589.
  • Costa, P. T., & McCrae, R. R. (1992). Revised NEO Personality Inventory (NEO-PI-R) and NEO Five-Factor Inventory (NEO-FFI). Psychological Assessment Resources.
  • Hunsley, J., & Bailey, J. M. (1999). The clinical utility of the Rorschach: Unfulfilled promises and an uncertain future. Psychological Assessment, 11(3), 266-277.
  • Lilienfeld, S. O., Wood, J. M., & Garb, H. N. (2000). The scientific status of projective techniques. Psychological Science in the Public Interest, 1(2), 27-66.
  • Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. New York: Guilford Press.
  • Millon, T., Grossman, S., & Millon, C. (2015). Millon Clinical Multiaxial Inventory-IV (MCMI-IV). Minneapolis, MN: Pearson Assessments.
  • Ronningstam, E. (2010). Identifying and Understanding the Narcissistic Personality. Oxford University Press.
  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC: American Psychiatric Publishing.
    Corrigan, P. W. (2004). How stigma interferes with mental health care. American Psychologist, 59(7), 614-625. https://doi.org/10.1037/0003-066X.59.7.614
  • Dewa, C. S., Chau, N., & Dermer, S. (2010). Examining the comparative incidence and costs of physical and mental health-related disabilities in an employed population. Journal of Occupational and Environmental Medicine, 52(7), 758-762. https://doi.org/10.1097/JOM.0b013e3181e163d8
  • Goetzel, R. Z., Hawkins, K., Ozminkowski, R. J., & Wang, S. (2002). The health and productivity cost burden of the “top 10” physical and mental health conditions affecting six large US employers in 1999. Journal of Occupational and Environmental Medicine, 45(1), 5-14. https://doi.org/10.1097/00043764-200301000-00003
  • Kessler, R. C., Berglund, P., Demler, O., Jin, R., Merikangas, K. R., & Walters, E. E. (2006). Lifetime prevalence and age-of-onset distributions of DSM-IV disorders in the national comorbidity survey replication. Archives of General Psychiatry, 62(6), 593-602. https://doi.org/10.1001/archpsyc.62.6.593
  • Skodol, A. E. (2014). Personality disorders in DSM-5. Annual Review of Clinical Psychology, 10, 317-344. https://doi.org/10.1146/annurev-clinpsy-032813-153634
  • Skodol, A. E., Gunderson, J. G., Shea, M. T., McGlashan, T. H., Morey, L. C., Zanarini, M. C., & Bender, D. S. (2011). The Collaborative Longitudinal Personality Disorders Study (CLPS): Overview and implications. Journal of Personality Disorders, 19(5), 487-504. https://doi.org/10.1521/pedi.2005.19.5.487
  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Washington, DC: American Psychiatric Publishing.
  • Barlow, D. H. (2002). Anxiety and its disorders: The nature and treatment of anxiety and panic (2nd ed.). New York, NY: Guilford Press.
  • Baron-Cohen, S., Wheelwright, S., Skinner, R., Martin, J., & Clubley, E. (2001). The Autism-Spectrum Quotient (AQ): Evidence from Asperger syndrome/high-functioning autism, males and females, scientists and mathematicians. Journal of Autism and Developmental Disorders, 31(1), 5-17. https://doi.org/10.1023/A:1005653411471
  • Goodwin, F. K., & Jamison, K. R. (2007). Manic-depressive illness: Bipolar disorders and recurrent depression (2nd ed.). New York, NY: Oxford University Press.
  • Linehan, M. M. (1993). Cognitive-behavioral treatment of borderline personality disorder. New York, NY: Guilford Press.
  • Skodol, A. E., Gunderson, J. G., Shea, M. T., McGlashan, T. H., Morey, L. C., Zanarini, M. C., & Bender, D. S. (2011). The Collaborative Longitudinal Personality Disorders Study (CLPS): Overview and implications. Journal of Personality Disorders, 19(5), 487-504. https://doi.org/10.1521/pedi.2005.19.5.487
  • Gallup. (2019). The impact of mental health in the workplace: Disabling depression, anxiety disorders and stress. Gallup.com. Recuperado de https://www.gallup.com/workplace/241056/impact-mental-health-workplace.aspx
  • Kessler, R. C., Chiu, W. T., Demler, O., & Walters, E. E. (2005). Prevalence, severity, and comorbidity of 12-month DSM-IV disorders in the national comorbidity survey replication. Archives of General Psychiatry, 62(6), 617-627. https://doi.org/10.1001/archpsyc.62.6.617
  • Kessler, R. C., Merikangas, K. R., & Wang, P. S. (2007). Prevalence, comorbidity, and service utilization for mood disorders in the United States at the beginning of the twenty-first century. Annual Review of Clinical Psychology, 3, 137-158. https://doi.org/10.1146/annurev.clinpsy.3.022806.091444
  • Lenzenweger, M. F., Lane, M. C., Loranger, A. W., & Kessler, R. C. (2007). DSM-IV personality disorders in the national comorbidity survey replication. Biological Psychiatry, 62(6), 553-564. https://doi.org/10.1016/j.biopsych.2006.09.019
  • World Economic Forum. (2011). The global economic burden of non-communicable diseases. World Economic Forum. Recuperado de https://www.weforum.org/reports/global-economic-burden-non-communicable-diseases
  • World Health Organization. (2019). Autism spectrum disorders. WHO.int. Recuperado de https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/autism-spectrum-disorders
  • World Health Organization. (2020). Depression. WHO.int. Recuperado de https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/depression

 

 

author-avatar

About Luis Lazarte

Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (C.PS.P. 27216). Miembro internacional de la American Psychological Association (APA). Miembro de la División 12 | Sociedad de Psicología Clínica de la APA. Magíster en Dirección de Personas por la Universidad del Pacífico. Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos por la Universidad del Desarrollo de Chile. Especialista en Recursos Humanos por la Asociación Peruana de Recursos Humanos (APERHU). Psicoterapeuta Gestalt. Con más de 15 años de experiencia en el sector público, privado y sin fines de lucro. Past Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Continental y docente de post grado de la UNMSM. Conferencista en congresos internacionales y nacionales. Mi enfoque se basa en la empatía, en el logro de objetivos, en la calidad del servicio al usuario y en las prácticas basadas en evidencia científica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *