Bienestar

La conyugalidad y parentalidad en la psicoterapia familiar sistémica

La psicoterapia familiar sistémica es un enfoque terapéutico que considera a la familia como un sistema interdependiente, donde los problemas individuales se comprenden en el contexto de las interacciones y patrones relacionales de sus miembros (Minuchin, 1974). En este contexto, la conyugalidad y la parentalidad emergen como dos dimensiones fundamentales que influyen de manera recíproca en el funcionamiento familiar y en el desarrollo emocional de los integrantes de la familia (Schmidt, 2016). Este artículo explora cómo se abordan la conyugalidad y la parentalidad en la psicoterapia familiar sistémica, destacando su relevancia y la interdependencia que existe entre ambas dimensiones dentro del sistema familiar.

La conyugalidad en la terapia sistémica

La conyugalidad se refiere a la relación de pareja en el contexto del matrimonio o la convivencia, implicando los roles, expectativas, normas y patrones de interacción que se establecen entre dos personas que deciden compartir sus vidas (Lebow, 2019). En la terapia sistémica, se reconoce que la calidad de la relación conyugal tiene un impacto significativo en el bienestar de cada uno de sus miembros, así como en la dinámica familiar en general (Canevello & Crocker, 2017). De hecho, una relación conyugal funcional y satisfactoria es vista como un factor protector para la salud emocional de los hijos y para el mantenimiento de un ambiente familiar estable.

La psicoterapia familiar sistémica se enfoca en identificar y modificar los patrones disfuncionales de interacción que pueden surgir en la relación conyugal, tales como la falta de comunicación efectiva, los conflictos no resueltos, la desconfianza y la desigualdad en la distribución de poder (Gurman & Fraenkel, 2002). El objetivo es promover un diálogo más constructivo, el respeto mutuo y el fortalecimiento de la intimidad emocional y sexual, aspectos que son esenciales para el funcionamiento saludable de la pareja.

Un ejemplo común de intervención en la conyugalidad es el trabajo con parejas que experimentan problemas relacionados con la triangulación, donde uno de los miembros busca involucrar a un tercero (a menudo un hijo) en los conflictos conyugales para aliviar la tensión o desviar la atención del problema central (Minuchin, 1974). En estos casos, el terapeuta trabaja para ayudar a la pareja a reconocer y abordar sus dificultades de manera directa, sin involucrar a otros miembros de la familia en sus disputas.

La parentalidad en la terapia sistémica

La parentalidad, por otro lado, se refiere a los roles, responsabilidades y comportamientos que los padres asumen en la crianza y el cuidado de sus hijos (Haley, 1976). En la terapia familiar sistémica, se considera que la calidad de la parentalidad está estrechamente relacionada con la salud emocional y el desarrollo de los hijos, así como con el equilibrio general del sistema familiar.

La psicoterapia sistémica aborda los problemas de la parentalidad al analizar cómo las expectativas, estilos de crianza y la forma en que los padres responden a las necesidades de sus hijos influyen en el comportamiento y bienestar de los niños (Carr, 2019). Se enfatiza la importancia de establecer límites claros, fomentar la comunicación abierta y desarrollar un estilo parental coherente y adaptativo.

En muchos casos, las dificultades parentales se manifiestan en la forma de alianzas disfuncionales o conflictos intergeneracionales. Por ejemplo, cuando uno de los padres se alía de manera excesiva con un hijo en detrimento de su relación con el otro padre, se crea un desbalance que puede provocar tensiones y problemas de comportamiento en el niño (Minuchin & Fishman, 1981). La intervención sistémica busca restablecer el equilibrio y la jerarquía familiar adecuada, promoviendo la colaboración y la coherencia entre los padres en su papel parental.

La interdependencia entre conyugalidad y parentalidad

La conyugalidad y la parentalidad son dimensiones interrelacionadas dentro del sistema familiar que se influyen mutuamente de manera constante (Schmidt, 2016). Una relación conyugal saludable y satisfactoria tiende a favorecer una parentalidad efectiva y coherente, mientras que las tensiones y conflictos conyugales pueden repercutir negativamente en la relación parental y, en última instancia, en el bienestar de los hijos (Canevello & Crocker, 2017).

El enfoque sistémico enfatiza la importancia de trabajar de manera simultánea en ambas dimensiones, ya que los cambios en la relación conyugal pueden tener un impacto directo en la calidad de la parentalidad y viceversa. Por ejemplo, al mejorar la comunicación y la resolución de conflictos en la pareja, es probable que se produzcan mejoras en la forma en que los padres colaboran y abordan los desafíos parentales (Gurman & Fraenkel, 2002).

Un aspecto crucial que se aborda en la terapia es el equilibrio entre la función conyugal y parental. Es común que, a lo largo del ciclo vital de la familia, las demandas de la parentalidad tiendan a ocupar un papel predominante, lo que puede llevar a que la pareja descuide su relación conyugal (Lebow, 2019). La terapia sistémica ayuda a las parejas a reconocer la necesidad de mantener una identidad propia como pareja, más allá de su rol como padres, y a encontrar formas de nutrir y fortalecer su vínculo conyugal.

Ejemplos prácticos en la intervención sistémica

En la práctica clínica, uno de los retos más comunes que enfrentan los terapeutas familiares es ayudar a las parejas a diferenciar y balancear sus roles de pareja y padres. Por ejemplo, en una familia en la que los conflictos conyugales afectan la dinámica parental, el terapeuta puede utilizar técnicas como la reestructuración, que consiste en modificar la organización y las pautas de interacción de la familia para promover un funcionamiento más saludable (Minuchin, 1974).

Otro enfoque utilizado es la técnica del genograma, que permite explorar los patrones transgeneracionales de conyugalidad y parentalidad, identificando cómo los modelos familiares anteriores pueden influir en la relación de pareja y en la crianza de los hijos (McGoldrick, Gerson, & Petry, 2008). Esto facilita la toma de conciencia y la construcción de nuevas formas de interacción más funcionales.

Evidencia empírica y eficacia de la terapia sistémica

Numerosos estudios han demostrado la eficacia de la psicoterapia familiar sistémica para mejorar la relación conyugal y la parentalidad, así como para abordar problemas relacionados con el comportamiento infantil y adolescente (Carr, 2019). Por ejemplo, un meta-análisis realizado por Stratton (2016) encontró que la terapia familiar sistémica es efectiva en el tratamiento de problemas de conducta en niños y adolescentes, y que las mejoras logradas en la relación parental contribuyen de manera significativa al éxito de la intervención.

Reflexión crítica: la conyugalidad y parentalidad como ejes de la intervención sistémica

La interrelación entre conyugalidad y parentalidad es un elemento clave para comprender el funcionamiento familiar y para intervenir de manera efectiva en el contexto de la psicoterapia sistémica. Reconocer la influencia mutua de ambas dimensiones y trabajar en ellas de manera integrada es fundamental para promover cambios duraderos y positivos en el sistema familiar.

Conclusiones

La psicoterapia familiar sistémica ofrece un enfoque poderoso y eficaz para abordar las complejidades de la conyugalidad y la parentalidad, al considerar la familia como un sistema interdependiente donde cada miembro y cada relación desempeñan un papel crucial en la dinámica global. Al trabajar de manera simultánea en estas dos dimensiones, la terapia sistémica facilita la creación de un entorno familiar más saludable y funcional.

Referencias

  • Canevello, A., & Crocker, J. (2017). Relationships as a mechanism for growth: Shared goals and responsiveness predict growth in couple relationships. Journal of Personality and Social Psychology, 113(3), 434-454. https://doi.org/10.1037/pspi0000091
  • Carr, A. (2019). Family Therapy: Concepts, Process and Practice (4th ed.). Wiley-Blackwell.
  • Gurman, A. S., & Fraenkel, P. (2002). The history of couple therapy: A millennial review. Family Process, 41(2), 199-260. https://doi.org/10.1111/j.1545-5300.2002.41204.x
  • Haley, J. (1976). Problem-solving therapy. Jossey-Bass.
  • Lebow, J. L. (2019). Couple and Family Therapy: An Integrative Map of the Territory (2nd ed.). American Psychological Association.
  • McGoldrick, M., Gerson, R., & Petry, S. (2008). Genograms: Assessment and Intervention (3rd ed.). W.W. Norton & Company.
  • Minuchin, S. (1974). Families and Family Therapy. Harvard University Press.
  • Minuchin, S., & Fishman, H. C. (1981). Family Therapy Techniques. Harvard University Press.
  • Schmidt, L. (2016). The intersection of couple and family therapy with child and adolescent psychotherapy. Journal of Family Psychology, 30(1), 19-29. https://doi.org/10.1037/fam0000142
  • Stratton, P. (2016). The evidence base of family therapy and systemic practice. Association for Family Therapy & Systemic Practice.
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About Luis Lazarte

Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (C.PS.P. 27216). Miembro internacional de la American Psychological Association (APA). Miembro de la División 12 | Sociedad de Psicología Clínica de la APA. Magíster en Dirección de Personas por la Universidad del Pacífico. Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos por la Universidad del Desarrollo de Chile. Especialista en Recursos Humanos por la Asociación Peruana de Recursos Humanos (APERHU). Psicoterapeuta Gestalt. Con más de 15 años de experiencia en el sector público, privado y sin fines de lucro. Past Director de la Carrera de Psicología de la Universidad Continental y docente de post grado de la UNMSM. Conferencista en congresos internacionales y nacionales. Mi enfoque se basa en la empatía, en el logro de objetivos, en la calidad del servicio al usuario y en las prácticas basadas en evidencia científica.

11 thoughts on “La conyugalidad y parentalidad en la psicoterapia familiar sistémica

  1. Jair Alexander Rodríguez Cruz dice:

    Cómo podemos ayudar a los cónyuges que tienen problemas a elegir la mejor opción , además de eso el como no dañar a largo plazo a terceros(sus hijos) ?

  2. Ariana Lluncor dice:

    ¿Cómo puede la terapia sistémica ayudar a las parejas a reconstruir su vínculo conyugal cuando las demandas de la parentalidad han generado distanciamiento emocional entre ellos?

    1. Luis Lazarte dice:

      La terapia sistémica puede ser un recurso poderoso para ayudar a las parejas a reconstruir su vínculo conyugal cuando las demandas de la parentalidad han generado un distanciamiento emocional. Este enfoque parte de la premisa de que las relaciones y los problemas no existen de forma aislada, sino que están influenciados por los sistemas y las interacciones en los que están inmersos (Minuchin, 1974). Por tanto, la terapia sistémica se enfoca en entender y modificar los patrones relacionales que han contribuido al distanciamiento, fomentando la reconexión y la construcción de un vínculo más sólido.

      1. Reencuadre del problema
      Una de las primeras intervenciones de la terapia sistémica consiste en ayudar a la pareja a reencuadrar su problema, pasando de una visión centrada en la culpa individual a una perspectiva que reconoce la influencia de los sistemas familiares y sociales. Este reencuadre permite que la pareja comprenda que su distanciamiento emocional es resultado de un patrón relacional que se ha desarrollado debido a las demandas de la parentalidad, y no un reflejo de un fallo personal o de la relación en sí misma (Nichols, 2013). Esta comprensión reduce la culpabilidad y fomenta un sentido de colaboración para resolver los problemas.

      2. Identificación y modificación de patrones disfuncionales
      La terapia sistémica se enfoca en identificar los patrones relacionales disfuncionales que han contribuido al distanciamiento. Por ejemplo, las parejas que se han enfocado excesivamente en su rol parental pueden haber dejado de priorizar la comunicación, la intimidad y las actividades compartidas. El terapeuta ayuda a la pareja a reconocer cómo estos patrones se han ido reforzando con el tiempo y los guía en la construcción de nuevos patrones que permitan reconectar emocionalmente, favoreciendo la expresión de necesidades, deseos y afecto (Vetlesen, 2020).

      3. Intervenciones estructurales
      El enfoque estructural dentro de la terapia sistémica (Minuchin, 1974) es particularmente efectivo para abordar el distanciamiento emocional en parejas con hijos. El terapeuta trabaja para reestructurar la dinámica familiar, ayudando a la pareja a redefinir y fortalecer su subsistema conyugal, el cual puede haberse debilitado por las demandas de la parentalidad. Esto implica establecer límites claros que permitan a la pareja diferenciar sus roles como padres y como pareja, creando espacios y momentos dedicados exclusivamente a la relación conyugal, donde puedan nutrir su intimidad y conexión emocional.

      4. Ciclos de interacción y ciclo vital
      La terapia sistémica reconoce que las parejas pasan por diferentes etapas del ciclo vital, y cada etapa trae consigo desafíos y ajustes específicos. El terapeuta ayuda a la pareja a comprender cómo la transición a la parentalidad ha impactado su ciclo vital y cómo este cambio ha influido en su conexión emocional. Al entender el contexto del ciclo vital, la pareja puede normalizar sus experiencias y desarrollar estrategias adaptativas para afrontar las demandas actuales sin descuidar su relación (McGoldrick et al., 2019).

      5. Terapia de pareja basada en la emoción
      La terapia sistémica integrada con la Terapia Focalizada en la Emoción (EFT, por sus siglas en inglés) puede ser especialmente útil para parejas que han experimentado un distanciamiento emocional. La EFT, desarrollada por Johnson (2004), ayuda a las parejas a identificar y expresar sus emociones subyacentes, permitiendo que se reconozcan mutuamente en sus vulnerabilidades. En el contexto de la terapia sistémica, se fomenta que la pareja experimente nuevas formas de interacción emocional, creando un espacio seguro para reconectar y fortalecer su vínculo afectivo.

      6. Fomento de la parentalidad compartida y el apoyo mutuo
      La terapia sistémica también puede trabajar en el fortalecimiento del rol de “coparentalidad” para que la pareja se sienta apoyada mutuamente en sus responsabilidades parentales. Esto implica identificar y modificar patrones donde uno de los miembros de la pareja pueda sentirse sobrecargado o no apoyado, fomentando un mayor equilibrio y colaboración en la crianza (Feinberg et al., 2012). Al sentirse más respaldados en sus roles como padres, las parejas pueden reducir el estrés y liberar recursos emocionales para dedicarse a la relación conyugal.

      7. Desarrollo de rituales y espacios para la conyugalidad
      Otra técnica sistémica es el desarrollo de rituales y espacios destinados exclusivamente para la pareja. El terapeuta puede guiar a la pareja en la creación de actividades y momentos que fortalezcan su relación, como citas regulares, espacios para la intimidad y actividades compartidas que permitan desconectar de las responsabilidades parentales y reconectar con su identidad como pareja (Cowan & Cowan, 2019). Estos rituales no solo permiten la reconexión emocional, sino que también refuerzan la importancia de mantener un espacio conyugal saludable.

      8. Enfoque en la narrativa y significado compartido
      Dentro de la terapia sistémica, el trabajo con las narrativas y significados que las parejas atribuyen a su relación es fundamental. El terapeuta ayuda a la pareja a explorar y reconstruir la historia de su relación, identificando momentos clave de conexión y desafíos superados (Vetlesen, 2020). Esto permite que la pareja se reconecte con la narrativa positiva de su relación y fortalezca el sentido de unión y compromiso.

      9. Intervención en subsistemas familiares y apoyo de la red
      La terapia sistémica también puede intervenir en los subsistemas familiares más amplios y la red de apoyo social, como abuelos, amigos y familiares. En muchos casos, la sobrecarga parental que afecta a la relación conyugal puede mitigarse al involucrar a estos sistemas de apoyo, permitiendo a la pareja disponer de tiempo y espacio para reconectar emocionalmente (McGoldrick et al., 2019).

      Conclusiones
      La terapia sistémica ofrece un enfoque multifacético y eficaz para ayudar a las parejas a reconstruir su vínculo conyugal cuando las demandas de la parentalidad han generado distanciamiento emocional. A través de la identificación y modificación de patrones disfuncionales, el fortalecimiento de la comunicación y la reconexión emocional, la terapia sistémica permite a las parejas reestructurar su dinámica, redefinir sus roles y cultivar un vínculo más sólido y resiliente.

      Referencias
      Cowan, P. A., & Cowan, C. P. (2019). Normative family transitions, couple relationship quality, and healthy child development. In J. P. McHale & K. M. Lindahl (Eds.), Coparenting: A conceptual and clinical examination of family systems (pp. 123-144). American Psychological Association.

      Feinberg, M. E., Kan, M. L., & Hetherington, E. M. (2012). The longitudinal influence of coparenting conflict on parental negativity and adolescent adjustment. Journal of Marriage and Family, 74(1), 15-27. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2011.00877.x

      Johnson, S. M. (2004). The practice of emotionally focused couple therapy: Creating connection. Routledge.

      McGoldrick, M., Gerson, R., & Petry, S. (2019). Genograms: Assessment and intervention (4th ed.). W. W. Norton & Company.

      Minuchin, S. (1974). Families and family therapy. Harvard University Press.

      Nichols, M. P. (2013). Family therapy: Concepts and methods (10th ed.). Pearson.

      Vetlesen, A. J. (2020). The relational turn in psychotherapy and the challenge of systemic thinking. Journal of Family Therapy, 42(4), 577-590. https://doi.org/10.1111/1467-6427.12298

  3. Brunella Gamarra dice:

    ¿Y como hago si una pareja de padres lleva ya más de 20 años casados pero ya a lo largo de su relación, han dejado a sus hijos con secuelas y traumas debido a sus conflictos que nunca llegaron a solucionar y que simplemente decidieron ignorar para mantener la paz?
    ¿Cómo se podría abordar esa situación? ¿Dé forma se podría ayudar a los hijos?

  4. Nathaly Sheyla Rodriguez ccoyure dice:

    Si el afecto conyugal impacta e influye sobre la parentalidad tanto de manera positiva y negativa. ¿Como se podría reducir el impacto en los hijos de las relaciones de las generaciones actuales ?Donde se casan, divorcian, se vuelven a casar / convivir con otras parejas y donde este patrón se vuelve un círculo vicioso. Perdiéndose el total contacto con el padre biológico y viven en constante inestabilidad con los tutores que asumen los roles de padrastros.

  5. Tayne Alexander Huangal Quiroz dice:

    ¿Qué técnicas específicas se utilizan en la intervención sistémica para abordar las dinámicas entre padres e hijos?

  6. Antonella Delgado dice:

    ¿Qué significa el concepto de “homeostasis” en un sistema familiar?

  7. Nathaly dice:

    Las parejas enfrentan varios desafíos en la conyugalidad y la parentalidad, dos roles fundamentales que, aunque están interrelacionados, tienen demandas, expectativas y dinámicas distintas. Los principales desafíos pueden categorizarse en las siguientes áreas:

    1. Dificultades en la diferenciación de roles
    Una de las principales complicaciones radica en la capacidad de diferenciar y balancear los roles de pareja y de padres, ya que a menudo las demandas de la parentalidad pueden eclipsar la conyugalidad, lo que lleva a que las parejas descuiden su relación (Cowan & Cowan, 2019). Esta fusión de roles puede provocar una disminución de la intimidad, la conexión emocional y la satisfacción conyugal, ya que las parejas se enfocan más en las responsabilidades de crianza que en su vínculo afectivo.

    2. Comunicación y resolución de conflictos
    La falta de habilidades de comunicación efectiva y la incapacidad para resolver conflictos de manera constructiva es un desafío significativo para las parejas. En la conyugalidad, la comunicación ineficaz puede llevar a malentendidos, resentimientos y distanciamiento emocional (Gottman, 2015). Al añadir las demandas de la parentalidad, el estrés y la falta de tiempo pueden amplificar estos problemas, creando un ambiente propenso a la escalada de conflictos.

    3. Desequilibrio en la distribución de responsabilidades
    Otro desafío importante es la desigual distribución de responsabilidades, tanto en la relación de pareja como en la crianza de los hijos. Las investigaciones muestran que muchas parejas experimentan insatisfacción cuando uno de los miembros percibe que la carga del trabajo doméstico o parental recae desproporcionadamente sobre sus hombros, lo que puede generar sentimientos de injusticia y resentimiento (Bianchi et al., 2012). Esto, a su vez, afecta la calidad de la relación y puede llevar a una reducción de la satisfacción conyugal.

    4. Cambio en la intimidad y la sexualidad
    La transición a la parentalidad conlleva cambios significativos en la vida sexual e íntima de la pareja. Las demandas físicas y emocionales de la crianza, junto con la fatiga y el estrés, pueden disminuir el deseo y la frecuencia de la actividad sexual, lo que afecta la satisfacción marital (Twenge et al., 2016). La falta de intimidad y contacto físico puede, a su vez, llevar a un distanciamiento emocional y a una sensación de desconexión en la pareja.

    5. Manejo del estrés y la carga mental
    El estrés derivado de las responsabilidades laborales, la crianza y las demandas cotidianas representa un desafío considerable para las parejas. La “carga mental” o el trabajo invisible relacionado con la planificación y organización de las tareas familiares tiende a recaer desproporcionadamente en uno de los miembros, generalmente la mujer, lo que puede llevar a sentimientos de agotamiento y sobrecarga (Daminger, 2019). Este estrés afecta la calidad de la relación y la capacidad de los miembros de la pareja para apoyarse mutuamente.

    6. Discrepancias en la crianza de los hijos
    Las diferencias en estilos de crianza, valores y expectativas respecto al rol de padres pueden convertirse en una fuente de conflicto. Cuando las parejas no están alineadas en sus enfoques hacia la disciplina, la educación o los valores que desean inculcar a sus hijos, pueden surgir tensiones y desacuerdos que afectan tanto la conyugalidad como la parentalidad (Feinberg et al., 2012).

    7. Pérdida de la individualidad y el tiempo personal
    El rol de padres puede consumir gran parte del tiempo y la energía de la pareja, dejando poco espacio para la individualidad y el autocuidado. La incapacidad para dedicar tiempo a actividades individuales o para cultivar intereses personales puede llevar a sentimientos de frustración, pérdida de identidad y resentimiento hacia el otro miembro de la pareja (Doss & Rhoades, 2017).

    8. Impacto de las expectativas sociales y culturales
    Las parejas también enfrentan presiones externas relacionadas con las expectativas sociales y culturales sobre cómo deben comportarse como pareja y como padres. Las expectativas de tener una “familia perfecta” pueden generar estrés adicional y dificultar la capacidad de la pareja para manejar los desafíos de la conyugalidad y la parentalidad de manera efectiva (Eibach & Mock, 2011).

    9. Dificultad para mantener la conexión emocional
    El mantenimiento de una conexión emocional sólida es un desafío recurrente para las parejas que comparten las responsabilidades parentales. El tiempo y la energía que requiere la crianza de los hijos pueden dejar a la pareja sin momentos de calidad para conectarse a nivel emocional, lo que puede resultar en un distanciamiento progresivo y una disminución del bienestar marital (Stanley & Markman, 2020).

    10. Transiciones en el ciclo vital
    A medida que las parejas avanzan en su ciclo vital, enfrentan transiciones que pueden poner a prueba su relación. El nacimiento de un hijo, el paso a la adolescencia de los hijos, la partida del hogar y la jubilación son momentos de transición que requieren que la pareja se adapte y reajuste sus roles y expectativas (Petch & Halford, 2008).

    Conclusiones
    Los desafíos que enfrentan las parejas en la conyugalidad y la parentalidad son múltiples y complejos. Desde la dificultad para diferenciar y balancear roles hasta el manejo del estrés y la adaptación a las transiciones del ciclo vital, estos desafíos pueden tener un impacto significativo en la satisfacción y estabilidad de la relación. Las parejas que desarrollan habilidades de comunicación efectiva, resolución de conflictos, manejo del estrés y flexibilidad en la adaptación a los cambios tienden a navegar mejor estos desafíos y a mantener una relación más satisfactoria y resiliente.

    Referencias
    Bianchi, S. M., Sayer, L. C., Milkie, M. A., & Robinson, J. P. (2012). Housework: Who did, does or will do it, and how much does it matter? Social Forces, 91(1), 55-63. https://doi.org/10.1093/sf/sos120

    Cowan, P. A., & Cowan, C. P. (2019). Normative family transitions, couple relationship quality, and healthy child development. In J. P. McHale & K. M. Lindahl (Eds.), Coparenting: A conceptual and clinical examination of family systems (pp. 123-144). American Psychological Association.

    Daminger, A. (2019). The cognitive dimension of household labor. American Sociological Review, 84(4), 609-633. https://doi.org/10.1177/0003122419859007

    Doss, B. D., & Rhoades, G. K. (2017). The transition to parenthood: Impact on couples’ romantic relationships. Current Opinion in Psychology, 13, 25-28. https://doi.org/10.1016/j.copsyc.2016.04.003

    Eibach, R. P., & Mock, S. E. (2011). Idealizing parenthood to rationalize parental investments. Psychological Science, 22(2), 203-208. https://doi.org/10.1177/0956797610397057

    Feinberg, M. E., Kan, M. L., & Hetherington, E. M. (2012). The longitudinal influence of coparenting conflict on parental negativity and adolescent adjustment. Journal of Marriage and Family, 74(1), 15-27. https://doi.org/10.1111/j.1741-3737.2011.00877.x

    Gottman, J. M. (2015). Principia Amoris: The New Science of Love. Routledge.

    Petch, J. F., & Halford, W. K. (2008). Psycho-education to enhance couples’ transition to parenthood. Clinical Psychology Review, 28(7), 1125-1137. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2008.03.005

    Stanley, S. M., & Markman, H. J. (2020). Helping couples in the shadow of COVID‐19. Family Process, 59(3), 937-955. https://doi.org/10.1111/famp.12599

    Twenge, J. M., Sherman, R. A., & Wells, B. E. (2016). Changes in American adults’ sexual behavior and attitudes, 1972–2012. Archives of Sexual Behavior, 45(7), 1713-1730. https://doi.org/10.1007/s10508-016-0769-5

  8. Andy dice:

    ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las parejas en la conyugalidad y la parentalidad?

  9. Mariana dice:

    ¿Que técnicas se deberían brindar para que las parejas aprendan a diferenciar y balancear sus roles de pareja y de padres a la vez ?

    1. Luis Lazarte dice:

      En el contexto de la terapia de pareja basada en evidencia, existen enfoques psicoterapéuticos altamente rigurosos que han demostrado eficacia para ayudar a las parejas a diferenciar y balancear sus roles de pareja y de padres. Los siguientes enfoques y técnicas han sido validados científicamente y se consideran métodos de intervención efectivos en la práctica clínica:

      1. Terapia cognitivo-conductual para parejas (TCCP)
      La TCCP es uno de los enfoques más robustos y basados en evidencia para el trabajo con parejas. Se enfoca en la identificación y modificación de patrones de pensamiento y comportamientos disfuncionales que interfieren con la relación, así como en el desarrollo de habilidades de comunicación y resolución de conflictos (Baucom et al., 2015). Dentro de este enfoque, se aplican las siguientes técnicas:

      Entrenamiento en comunicación asertiva: Se enseña a las parejas a comunicarse de manera clara y respetuosa, usando el lenguaje desde el “yo” para expresar sus necesidades sin atacar o culpar al otro. La evidencia sugiere que esta técnica mejora significativamente la satisfacción conyugal (Epstein & Baucom, 2002).

      Identificación y modificación de pensamientos distorsionados: Las parejas son guiadas a identificar creencias disfuncionales, como la idea de que “un buen padre/madre debe sacrificar su relación de pareja”. Luego, se trabajan estas creencias para fomentar actitudes más equilibradas, promoviendo la idea de que una relación de pareja sólida beneficia la dinámica familiar en su totalidad.

      Técnicas de solución de problemas: Se entrenan habilidades específicas para resolver conflictos de manera colaborativa. La evidencia muestra que las parejas que desarrollan estas habilidades tienen una mayor probabilidad de mantener una relación satisfactoria (Bodenmann et al., 2014).

      2. Terapia focalizada en las emociones (TFE)
      La TFE es un enfoque basado en evidencia que se centra en la identificación y expresión de las emociones subyacentes que moldean las interacciones de la pareja. Se ha demostrado su efectividad en el fortalecimiento de la conexión emocional y en la resolución de conflictos (Johnson, 2004). Las principales técnicas de la TFE incluyen:

      Reestructuración de interacciones emocionales: Esta técnica implica guiar a las parejas para que identifiquen patrones de interacción disfuncionales, como el distanciamiento emocional o la crítica constante, y los reemplacen por respuestas que fomenten la cercanía y la comprensión mutua. Según Johnson (2008), el 70-75% de las parejas muestran una mejora significativa en su relación al finalizar la terapia.

      Acceso y validación de emociones primarias: El terapeuta ayuda a cada miembro de la pareja a acceder a emociones más profundas, como el miedo al abandono o la necesidad de apoyo, y a comunicarlas a su pareja de manera genuina. Esto facilita la creación de un vínculo más fuerte y permite que las parejas diferencien su rol de pareja del de padres al atender sus necesidades emocionales individuales.

      3. Terapia basada en la aceptación y compromiso (ACT)
      La ACT es un enfoque de tercera generación dentro de la terapia cognitivo-conductual que ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de problemas de pareja. Se enfoca en la aceptación de las experiencias emocionales y en el compromiso con valores compartidos (Hayes et al., 2012). Dentro de la ACT, las siguientes técnicas son relevantes para balancear los roles de pareja y padres:

      Desfusión cognitiva: Esta técnica ayuda a las parejas a observar sus pensamientos sin quedar atrapados en ellos. Por ejemplo, si uno de los miembros tiene la creencia rígida de que “debo ser un padre/madre perfecto”, la desfusión cognitiva permite distanciarse de este pensamiento y elegir comportamientos que estén en línea con sus valores.

      Clarificación de valores compartidos: Las parejas son guiadas a identificar y comprometerse con valores que sean importantes para ambos, tanto en su rol de pareja como en el parental. Al definir estos valores, las parejas encuentran formas de equilibrar su relación y sus responsabilidades parentales de manera congruente y significativa (Coyne & Wilson, 2018).

      4. Terapia conductual integrativa de pareja (IBCT)
      La IBCT es una evolución de la terapia cognitivo-conductual para parejas que incorpora elementos de aceptación y tolerancia hacia las diferencias y conflictos inevitables en la relación (Jacobson & Christensen, 1996). La investigación ha demostrado que la IBCT es efectiva para mejorar la satisfacción marital a largo plazo (Christensen et al., 2014). Las técnicas clave incluyen:

      Promoción de la aceptación emocional: A través de intervenciones como la “empatía unificada”, las parejas son guiadas a entender las vulnerabilidades y experiencias emocionales del otro. Este proceso fomenta la aceptación mutua y reduce la tendencia a la crítica, permitiendo que la pareja aborde los desafíos parentales de manera más colaborativa.

      Técnicas de tolerancia y mejora del comportamiento: La IBCT trabaja para que las parejas aprendan a tolerar diferencias inevitables en sus roles de pareja y padres, y a desarrollar conductas más funcionales que contribuyan al bienestar de la relación.

      5. Terapia sistémica estratégica
      La terapia sistémica estratégica se enfoca en las dinámicas de interacción y patrones de comunicación dentro de la pareja y la familia. Esta terapia emplea intervenciones específicas que alteran los patrones disfuncionales y crean un nuevo equilibrio en la relación (Haley & Madanes, 2007). En este enfoque, se utilizan las siguientes técnicas:

      Reencuadre de roles: Se ayuda a las parejas a redefinir y comprender sus roles de manera más flexible, reconociendo que el bienestar de la relación de pareja es fundamental para un entorno familiar saludable. Esta técnica ayuda a desmantelar creencias rígidas que impiden a la pareja encontrar un equilibrio entre sus funciones.

      Tareas terapéuticas: Se asignan tareas específicas a la pareja que les permitan experimentar nuevas formas de interacción, como planificar momentos de calidad juntos como pareja. La evidencia sugiere que estas tareas incrementan la cohesión y la satisfacción en la relación (Gurman & Fraenkel, 2002).

      6. Terapia de pareja orientada a la diferenciación
      La terapia orientada a la diferenciación se basa en el trabajo de David Schnarch (2009) y se enfoca en ayudar a los miembros de la pareja a desarrollar un sentido de identidad y autonomía dentro de la relación. Este enfoque es particularmente efectivo para que las parejas aprendan a balancear sus roles parentales y de pareja. Las técnicas incluyen:

      Fortalecimiento de la individualidad: Se guía a cada miembro de la pareja a explorar sus propias necesidades y deseos, lo que contribuye a que ambos puedan mantener su identidad personal al mismo tiempo que se comprometen con la relación. Este proceso permite que los roles parentales y de pareja no se fusionen de manera problemática.

      Práctica de la autorregulación emocional: A través de esta técnica, las parejas aprenden a manejar sus propias emociones sin depender del otro para sentirse equilibrados, lo que facilita la diferenciación entre los roles de pareja y padres.

      Conclusión
      Los enfoques psicoterapéuticos altamente rigurosos y basados en evidencia, como la TCCP, la TFE, la ACT, la IBCT, la terapia sistémica estratégica y la terapia orientada a la diferenciación, ofrecen técnicas efectivas para ayudar a las parejas a balancear sus roles de pareja y de padres. Estas intervenciones han demostrado, a través de múltiples investigaciones, ser efectivas para mejorar la satisfacción conyugal, la comunicación y la adaptabilidad en la relación, contribuyendo a un entorno familiar más saludable y funcional.

      Referencias
      Baucom, D. H., Epstein, N., Kirby, J. S., & LaTaillade, J. J. (2015). Cognitive-behavioral couple therapy. In A. S. Gurman, J. L. Lebow, & D. K. Snyder (Eds.), Clinical handbook of couple therapy (5th ed., pp. 23-60). Guilford Press.

      Bodenmann, G., Bradbury, T. N., & Pihet, S. (2014). Understanding change in couples’ coping with stress: Implications for relationship and individual functioning. Swiss Journal of Psychology, 73(2), 57-64.

      Christensen, A., Atkins, D. C., Baucom, B., & Yi, J. (2014). Couple and individual adjustment for 2 years following a randomized clinical trial comparing traditional versus integrative behavioral couple therapy. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 82(6), 1219-1234.

      Coyne, L. W., & Wilson, K. G. (2018). The essential guide to the ACT matrix: A step-by-step approach to using the ACT matrix model in clinical practice. New Harbinger Publications.

      Epstein, N., & Baucom, D. H. (2002). Enhanced cognitive-behavioral therapy for couples: A contextual approach. American Psychological Association.

      Gurman, A. S., & Fraenkel, P. (2002). The history of couple therapy: A millennial review. Family Process, 41(2), 199-260.

      Haley, J., & Madanes, C. (2007). The art of strategic therapy. Routledge.

      Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012). Acceptance and commitment therapy: The process and practice of mindful change (2nd ed.). Guilford Press.

      Johnson, S. M. (2004). The practice of emotionally focused couple therapy: Creating connection. Routledge.

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